Las y los trabajadores deben generar las condiciones para ser un actor presente y relevante en los esfuerzos de fortalecer el desarrollo e implementación del enfoque de los derechos humanos en el ámbito de las empresas.
Que duda cabe que las empresas, en el amplio sentido del concepto, cumplen un rol fundamental en nuestras sociedades, particularmente para satisfacer las amplias necesidades de bienes y servicios de personas y comunidades y generando espacios de trabajo que permitan el desarrollo personal y profesional de trabajadoras y trabajadores, entre otros aspectos.
También es cierto que en sus operaciones regulares pueden generar impactos negativos reales o potenciales de distinto tipo, cobertura o importancia. La aceptación societal de esto ayuda a enfrentar la actividad empresarial de manera adecuada valorando lo positivo y generando normas y acciones para evitar lo negativo o reparar en aquellos casos que estos efectos ya se hayan causado.
El reconocimiento de las empresas como actores no estatales y por ende, de posibles vulneradores de derechos humanos, y las propuestas a través de diversos instrumentos donde se destacan los Principios Rectores sobre Empresas y Derechos Humanos, para sumir estas potenciales vulneraciones, nos dan una gran oportunidad para mejorar de manera sustantiva la calidad de vida de millones de personas.
El rol que deberían asumir las y los trabajadores y sus organizaciones en este importante tema es un tema relevante a desarrollar. Una mirada es considerar a estos en un doble rol, el que pueden cumplir en los procesos internos en la empresa y otro el que pueden cumplir como trabajadores/as organizados a través de sus organizaciones representativas, los sindicatos.
En cualquier caso, claramente las y los trabajadores deben generar las condiciones para ser un actor presente y relevante en los esfuerzos de fortalecer el desarrollo e implementación del enfoque de los derechos humanos en el ámbito de las empresas. Por otro lado las empresas y la sociedad en general deben reconocer y validar a estos, como un sector que tiene mucho que aportar.
Los trabajadores y trabajadoras organizadas constituyen un actor sociolaboral capaz de impulsar cambios societales a través de su acción sindical, particularmente cuando su estrategia se desprende de un modelo de sindicalismo sociopolítico, que entiende que los cambios necesarios para el mundo del trabajo no se limitan a los posibles de realizar en el sindicato mismo, sino en la sociedad en su conjunto.
La ampliación de los derechos humanos, en distintos ámbitos, han sido posible en gran medida por que las organizaciones de la sociedad civil han impulsado propuestas en distintos espacios internacionales, propuestas que han logrado en definitiva normar derechos humanos que no lo estaban hasta ese momento, la ampliación de los derechos de las mujeres, minorías sexuales o medioambientales son algunos de los muchos ejemplos de lo anterior.
Muchos especialistas en el ámbito de los derechos humanos y empresas han señalado que el actor sindical, en cuanto representante de trabadoras y trabajadores, no ha estado presente de la manera esperada, considerando la relevancia de su mirada frente a esta temática. En ese sentido es importante identificar que instrumentos que son cercanos al mundo de los trabajadores pueden ser los insumos que desde la lectura sindical pueden constituir el relato de este importante sector.
La Organización Internacional del Trabajo, claramente es un referente a ser considerado en ese sentido el instrumental normativo y de reflexión, junto con lo desarrollado por las organizaciones sindicales de carácter regional y global.
Lo anterior estimo les permiten al menos las siguientes acciones: promoción de los derechos humanos en el ámbitos laboral, acá es fundamental explicitar el estatus de derechos humanos de mucho de lo derechos laborales, los cuales están reconocidos desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos hacia adelante en una serie de instrumentos internacionales, la libertad sindical, la sindicalización, la negociación colectiva y la seguridad social forman parte entre otros de derechos fundamentales, es importante recordar que dentro de los insumos normativos utilizados para construir los principios rectores, están los once convenios fundamentales de la OIT.
El mundo sindical tiene como instrumentos privilegiados en su acción sindical, la movilización y acción colectiva, en este sentido la capacidad de generan campañas globales e incidencia política a distintos niveles, dada su presencia en distintos espacios nacionales e internacionales y por ser unos de los mandantes de la OIT, es un valor relevante. La capacidad de generar alianzas estratégicas con otras organizaciones de la sociedad civil, le permite insumarse con otras miradas teóricas y sociales que complementan la suya.
En el ámbito interno muchos pueden ser los espacios de participación y aportes de los trabajadores y trabajadoras, un ámbito fundamental para los sindicatos en la empresa es fortalecer la capacitación de sus afiliados en distintos ámbitos, esta temática es hoy relevante y se esperaría que las y los trabajadores tengan mas instrumentos para entender y por ende defender de mejor manera sus derechos humanos. La participación en los procesos de evaluación de riesgo en procesos de derechos humanos dentro de la empresa no solo un aporte, sino que le puede dar mas pertinencia a estos procesos. Promover la inclusión y no discriminación puede ser otro espacio relevante para trabajadores y trabajadoras, por último, ser un activo participe en el monitoreo y denuncias temprana por los canales establecidos de las vulneraciones de derechos humanos en el ámbito de las empresas resulta fundamental.
La incorporación del enfoque de los derechos humanos en el ámbito de las empresas y sus efectos positivos dentro de esta y en la sociedad en su conjunto es tan significativo, que el trabajo mancomunado entre todos los actores relevantes resulta estratégico.
Columna escrita por Roberto Morales Farías Foto de Hannah BusingRoberto Morales Farías
Roberto Morales Farias es Contador Auditor y doctor (c) en Procesos Políticos Latinoamericanos. Consultor en Diálogo Social y Derechos Humanos y Empresas. Ex presidente de Amnistía Internacional Chile y actualmente forma parte de la Directiva de CECAL Centro de Educación y Capacitación Laboral